Colegio de Ingenieros Agrónomos del Azuay urge la creación de un plan integral tras la muerte de dos menores
El Colegio de Ingenieros Agrónomos del Azuay se pronunció ante la trágica muerte de dos menores por la caída de árboles en un parque de Cuenca, alertando sobre la necesidad de un Plan de Manejo del Arbolado Urbano y una estrategia de sustitución de especies en riesgo.
En su informe, el gremio destaca la urgencia de un manejo técnico e independiente del arbolado en la ciudad, con un enfoque que trascienda lo estético y priorice la seguridad, la conectividad ecológica y la resiliencia de los ecosistemas urbanos.
Eucaliptos en Cuenca: una especie en riesgo
Uno de los puntos clave del análisis técnico apunta a los eucaliptos, especie introducida en la ciudad con fines de extracción de madera. Según los agrónomos, estos árboles cumplen un ciclo biológico definido, tras el cual mueren de pie, lo que representa un riesgo latente si no se manejan adecuadamente.
«Al cumplir su ciclo, el árbol muere, y sin un adecuado monitoreo y gestión, puede convertirse en un peligro para la ciudadanía», señala el comunicado del Colegio.
Plan de sustitución y creación de un Departamento de Forestería Urbana
Los especialistas consideran urgente la implementación de un Plan de Sustitución, que contemple la zonificación de espacios verdes bajo criterios de:
- Conectividad ecológica
- Seguridad y estabilidad de las especies
- Alimento y soberanía alimentaria
Además, se propone la creación de un Departamento de Forestería Urbana del Cantón Cuenca, con un equipo técnico especializado en el manejo del arbolado, incluyendo ingenieros agrónomos y expertos en ecología urbana.
El plan también establece que árboles con inclinaciones superiores al 30% deben ser removidos con base en un análisis técnico y una socialización previa con la comunidad.
Condiciones del suelo y su impacto en la estabilidad del arbolado
Los agrónomos advierten que la erosión del suelo y la falta de cobertura vegetal (mulch) debilitan las raíces de los árboles, impidiendo su anclaje y aumentando el riesgo de caídas súbitas.
«Ser un árbol en Cuenca significa resistir en suelos erosionados, soportar cortes en el tronco que permiten el ingreso de hongos y bacterias, y luchar contra un entorno que no favorece su estabilidad», reflexionó la ingeniera agrónoma Verónica Vivar.
La versión de la EMAC: raíces podridas, un problema oculto
Por su parte, la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC) emitió un informe tras la tragedia, en el que asegura que no se detectaron signos visibles de deterioro estructural ni de estrés fisiológico en los árboles colapsados.
Sin embargo, tras la caída, se evidenció que sus raíces estaban podridas a más de dos metros de profundidad, una condición invisible en los análisis superficiales y que comprometió su estabilidad de manera impredecible.
Hacia una gestión responsable del arbolado urbano
El Colegio de Ingenieros Agrónomos insiste en que el manejo del arbolado debe abordarse con un enfoque técnico, integral y basado en ciencia.
«No se trata solo de estética, sino de garantizar que los árboles cumplan su rol ecológico sin poner en riesgo la vida humana», enfatizan.
La tragedia en Cuenca deja en evidencia la urgente necesidad de mejorar la gestión de las áreas verdes y de adoptar medidas preventivas basadas en estudios especializados, para evitar que eventos como este se repitan en el futuro.
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