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El desastre de La Josefina: la tragedia que cambió la geografía de Paute

El 29 de marzo de 1993, el cantón Paute, en la provincia del Azuay, fue escenario de una de las peores catástrofes naturales en la historia del Ecuador: el desastre de La Josefina. Un gigantesco deslizamiento de tierra transformó la geografía del lugar, dejando una profunda huella en la memoria colectiva de sus habitantes.

A pesar de que han pasado 32 años, el dolor sigue latente entre quienes vivieron la tragedia y perdieron a sus seres queridos.

Un colapso inesperado

El desastre se desarrolló en dos momentos.

29 de marzo de 1993
Ese día, aproximadamente 30 millones de metros cúbicos de tierra se desprendieron del cerro Tamuga, bloqueando el cauce de los ríos Cuenca y Paute. En cuestión de minutos, se formó un dique natural que provocó un embalse de agua de seis kilómetros de extensión.

El fértil valle quedó sumergido. Viviendas, cultivos, carreteras, puentes, sistemas de riego e incluso la Central Termoeléctrica de El Descanso fueron destruidos. La carretera Panamericana y la línea férrea quedaron cortadas.

En los días posteriores, el volumen del agua acumulada superó los 200 millones de metros cúbicos, amenazando con desbordarse en cualquier momento.

Carlos Laime, un sobreviviente de la tragedia, recuerda con angustia aquellos días:

«Los primeros días fueron eternos y dolorosos. Nos fuimos a vivir en carpas y dejamos todo en la casa.»

María Tigre, quien vivía cerca del cerro Tamuga, no ha podido olvidar lo ocurrido:

«Amaneció todo lleno de agua, todo fue tan rápido. Se perdieron las casas, los animales, los caminos, los terrenos. Todo era como una laguna gigante y crecía y crecía sin parar.»

Víctimas y damnificados

El número exacto de víctimas nunca pudo determinarse, pero los reportes oficiales estiman entre 100 y 150 muertos y desaparecidos, además de cerca de 7.000 damnificados.

Sergio Tapia, quien residía en El Descanso, perdió a dos familiares en el desastre.

«No pudimos buscarlos. Lo único que supimos fue que el deslizamiento los atrapó cuando cruzaban en una tarabita que había allí.»

¿Qué provocó la tragedia?

Los estudios geológicos, realizados tanto por expertos nacionales como extranjeros, identificaron dos factores principales que desencadenaron el desastre:

La explotación ilegal de ripio y piedra en el cerro Tamuga debilitó su estructura.
Las lluvias extremas, que superaron el 169 % del promedio habitual en febrero y alcanzaron el 208 % en marzo de 1993.

Ambos factores provocaron que el cerro colapsara y sellara el cauce de los ríos, generando el peligroso embalse.

El peligro y la cobertura periodística

La magnitud del desastre atrajo la atención de la prensa nacional e internacional. Patricio Saquicela, fotógrafo de El Mercurio, recuerda cómo un día antes del deslave algunos pobladores alertaron sobre la acumulación de agua en El Descanso, pero nadie les prestó atención.

Durante la cobertura, él y su equipo se aventuraron en una lancha de goma proporcionada por el Ejército.

«Con chalecos reflectivos que se usan en las construcciones, fuimos hasta La Josefina. Cuando regresábamos, el agua empezó a bajar y vimos la Central Termoeléctrica y los postes de luz debajo de nosotros. Si la lancha se pinchaba, nos ahogábamos.»

La Josefina: una herida que no sana

Tres décadas después, el desastre de La Josefina sigue siendo una cicatriz imborrable en la historia de Paute y de Ecuador. Sus habitantes han reconstruido sus vidas, pero el recuerdo del valle sumergido, de los seres queridos perdidos y del miedo de aquellos días sigue presente.

Para muchos, como María Tigre, la tragedia no solo destruyó su hogar, sino que dejó una marca imborrable en su memoria:

«Aunque ahora vivo lejos, La Josefina sigue siendo una herida abierta que nunca sanará.»

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