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Pensamiento Crítico

El pensamiento crítico cuestiona las estructuras de poder, las decisiones políticas, las narrativas oficiales y los intereses de quienes controlan el sistema. Cuando alguien empieza a hacer preguntas incómodas, se convierte en un riesgo para quienes se benefician de que las cosas sigan como están.

La mayoría de las instituciones educativas, los medios de comunicación y las políticas públicas tienden a fomentar la obediencia, la repetición y la conformidad más que la reflexión profunda o el disenso.

Cuando una persona se atreve a cuestionar, puede inspirar a otras a hacer lo mismo. Por eso muchas veces, más que rebatir los argumentos, el sistema opta por silenciar a quien los emite: censura, ridiculización, aislamiento o, en casos extremos, represión directa.

Con tecnologías de vigilancia, control informativo, manipulación de algoritmos y discursos dominantes, se moldean las ideas aceptables. Todo lo que se desvíe mucho del centro es etiquetado como «peligroso», «radical», «conspiranoico», incluso si está bien fundamentado.

El pensamiento crítico implica confrontarse con verdades duras, salir de la zona de confort y asumir responsabilidad. A veces es más fácil seguir la corriente y no hacer olas. Eso también hace que quienes sí piensan críticamente sean vistos como «incómodos».

 

Jorge Palacios Alvear

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