A medida que se acerca el 1 de agosto de 2025, Ecuador mantiene altas expectativas sobre la posible entrada en vigencia de un nuevo arancel que regirá las relaciones comerciales con Estados Unidos. Las autoridades ecuatorianas y los analistas económicos siguen con atención las negociaciones que podrían transformar las condiciones arancelarias entre ambos países.
Según el analista económico y productivo, Jorge Calderón, hasta esa fecha Ecuador debería contar con información oficial sobre el nuevo arancel. «La incógnita es si se mantendrá el actual 10% o si se reducirá a 0%, como aspira Ecuador», señaló Calderón, aunque subrayó que cualquier anuncio positivo sería favorable para el país.
El acercamiento de Ecuador con Estados Unidos, según Calderón, ha sido estratégico no solo en términos de los aranceles y el comercio, sino también en temas de seguridad. «Ecuador se ha mostrado como un aliado valioso para Estados Unidos», destacó el analista, quien espera que este factor sea tomado en cuenta en las decisiones finales de Washington. «En las próximas horas podríamos recibir un anuncio positivo que, a corto o mediano plazo, impulse el comercio exterior hacia Estados Unidos», añadió.
Por su parte, el economista Xavier Suasnavas recordó que desde abril de 2025 las exportaciones ecuatorianas enfrentan una sobretasa arancelaria del 10% impuesta por la administración de Donald Trump, en el marco de la política de «aranceles recíprocos». A pesar de que el plazo inicial para decidir sobre la continuidad de esta medida vencía el 9 de julio de 2025, Washington decidió prorrogarlo hasta el 1 de agosto de 2025.
Prórroga para continuar las negociaciones
El objetivo de esta prórroga, explicó Suasnavas, es permitir que Ecuador continúe con las negociaciones técnicas y políticas necesarias para revertir o al menos reducir la carga arancelaria, que impacta especialmente al sector agrícola y a productos clave como el banano.
En este sentido, Daniel Legarda, exministro de Producción, destacó que la negociación es crucial, aunque aclaró que no se trata de un Tratado de Libre Comercio. «El objetivo es reducir las sobretasas, por lo que la estrategia empresarial debe proyectarse a mediano plazo», subrayó Legarda durante una reciente entrevista radial.
Legarda también advirtió que hasta el 1 de agosto de 2025 no se esperan cambios significativos en las condiciones actuales. Las exportaciones ecuatorianas seguirán pagando el 10% adicional, mientras avanza el proceso de revisión de las 16 barreras comerciales identificadas por la administración estadounidense. Entre estas barreras se incluyen temas como propiedad intelectual, comercio electrónico, compras públicas y restricciones no arancelarias.
El impacto del arancel recíproco
Desde abril de 2025, Ecuador ha sido uno de los más de 180 países afectados por el «arancel recíproco» del 10%, impuesto por Estados Unidos debido a la falta de un acuerdo comercial vigente. Este gravamen ha generado una presión adicional sobre los sectores productivos del país, especialmente el bananero, que se ha visto afectado por esta medida.
El Gobierno de Daniel Noboa, consciente de la importancia de revertir esta situación, ha impulsado una intensa agenda de acercamiento con Estados Unidos. Recientemente, el 1 de julio de 2025, concluyó en Washington la tercera ronda técnica de diálogo, encabezada por el ministro de Producción, Luis Alberto Jaramillo, con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR). Jaramillo destacó que el encuentro se centró en fortalecer la relación bilateral y abordar proyectos de interés mutuo.
Negociaciones en curso y desafíos por superar
Uno de los temas clave sobre la mesa de negociación es la política de contratación pública en Ecuador. Xavier Suasnavas recordó que el USTR, en su Informe Especial 301 de 2024, observó a Ecuador por mantener políticas que desalientan la competencia, como la preferencia por proveedores locales en los procesos de contratación pública. Esta medida, que limita la participación de proveedores extranjeros, ha sido una de las principales barreras identificadas por Estados Unidos, especialmente en sectores donde las empresas extranjeras podrían ofrecer mejores condiciones de precio o calidad.
Además, Ecuador ha implementado regulaciones que exigen un porcentaje significativo de contenido local en la fabricación de bienes para acceder a beneficios arancelarios o contratos estatales. Estas regulaciones también han sido objeto de observación por parte de la administración estadounidense, que las considera una restricción al libre comercio.
El futuro del comercio bilateral
La incertidumbre persiste sobre cómo evolucionarán las negociaciones, pero tanto el Gobierno ecuatoriano como los sectores productivos siguen confiando en que la reducción del arancel recíproco, de un 10% a un 0%, es una posibilidad real. La estrategia será crucial para garantizar un impacto mínimo en las exportaciones ecuatorianas, sobre todo en sectores clave como el banano, que depende en gran medida del acceso sin restricciones a uno de los mercados más grandes del mundo.
El futuro del comercio bilateral entre Ecuador y Estados Unidos sigue en juego, pero con la prórroga de la decisión arancelaria hasta el 1 de agosto, las esperanzas de una resolución favorable se mantienen vivas, mientras se siguen afinando detalles en las negociaciones técnicas y políticas.
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