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La Conaie ante un cruce de caminos: coherencia o influencia en la nueva Constitución

La decisión de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) de promover el voto por el “No” en la consulta popular convocada para el 16 de noviembre de 2025 ha encendido un nuevo debate político en el país. Esta postura refleja el rechazo del movimiento indígena a la propuesta del gobierno de crear una Asamblea Constituyente, pero al mismo tiempo pone a la organización en una encrucijada política compleja. Si el ‘Sí’ triunfara en las urnas y su brazo político, Pachakutik, decidiera finalmente participar en la redacción de una nueva Constitución, la Conaie se vería obligada a afrontar un dilema que podría poner a prueba su coherencia interna y su liderazgo ante sus bases.

La estrategia del ‘No’ y el desgaste tras el paro

El llamado a votar ‘No’ no solo responde a la propuesta del Gobierno, sino también a una necesidad de visibilidad política de la Conaie, que después de un paro que se extendió por 31 días, sufrió un evidente desgaste. Según la analista política Sofía Guerrero, el cierre abrupto de la movilización y la falta de resultados concretos durante el paro dejaron la imagen de la organización deteriorada, lo que refuerza la hipótesis de que el apoyo al ‘No’ busca recuperar protagonismo y posicionarse como una defensora activa de la Constitución y los derechos colectivos.

En este sentido, Guerrero subraya que esta postura le permite al movimiento proyectarse como el último bastión de oposición frente a lo que considera una maniobra del gobierno, iniciada de forma controvertida. Sin embargo, también advierte que esta estrategia podría abrir nuevas tensiones tanto con el Estado como con las propias bases de la Conaie, que no necesariamente comparten una visión homogénea sobre la participación en un proceso de reescritura constitucional.

Un movimiento debilitado que busca reubicarse

El analista político Maximiliano Donoso-Muller, por su parte, sostiene que la Conaie atraviesa una fase de pérdida de influencia política y credibilidad ante la ciudadanía. A su juicio, el respaldo al ‘No’ es una respuesta a la necesidad urgente de reagruparse tras un paro que no alcanzó los objetivos que se proponían. El desgaste interno de la dirigencia indígena ha limitado su capacidad de convertirse en un actor decisivo dentro del escenario político nacional.

Donoso-Muller plantea que la campaña por el ‘No’ no se debe interpretar como una oposición articulada al Gobierno, sino más bien como una estrategia de supervivencia. A pesar de este debilitamiento, la Conaie tiene la intención de seguir teniendo presencia en el debate político nacional, aunque sea con un apoyo social más limitado y mayores dificultades para proyectar una imagen unificada.

La contradicción interna: participar o no

Una de las principales contradicciones que la Conaie enfrentaría si finalmente decidiera participar en la redacción de una nueva Constitución radica en su rechazo previo a la legitimidad del proceso. Donoso-Muller advierte que la política no tolera vacíos de representación y, en ese sentido, la organización se vería obligada a participar si el ‘Sí’ se impone, ya que no hacerlo significaría perder influencia en la definición de las normas fundamentales del país.

En esta misma línea, Guerrero plantea que el reto para la Conaie será mantener una postura crítica frente al proceso sin caer en el aislamiento político. La analista sugiere que una estrategia dual, que combine incidencia institucional con vigilancia social, permitiría al movimiento mantener coherencia frente a sus bases y evitar acusaciones de oportunismo. Es decir, la Conaie podría justificar su participación si condiciona su presencia a reglas verificables, como la paridad indígena, la consulta previa vinculante, la observación internacional y la transparencia en la elección de los delegados.

La fragmentación del bloque opositor

Por otro lado, Andrés Obando, especialista en comunicación política, subraya que la Conaie, aunque ha llamado a votar por el ‘No’, no liderará la campaña. El protagonismo en la oposición será asumido principalmente por la Revolución Ciudadana, mientras que la Conaie, junto con otros grupos, mantendrá una coordinación informal. Según Obando, esto refleja que, aunque el ‘No’ agrupa a fuerzas opositoras al Gobierno, no implica una unidad política entre los actores, pues cada movimiento defenderá sus propios intereses ideológicos dentro de la campaña.

Este escenario también pone de manifiesto la lucha por posicionar el voto negativo como una herramienta de resistencia frente al Gobierno, mientras que la Conaie intenta consolidarse como un actor independiente dentro de un contexto de polarización política creciente.

La viabilidad de no participar: el costo político

Para muchos analistas, la opción de no participar en el proceso constituyente es inviable para Pachakutik. Obando resalta que cualquier organización política busca representar a sus electores en los espacios donde se toman decisiones, y la abstención en un proceso que afectará el futuro del país podría resultar contraproducente. La opción de no participar dejaría a las comunidades indígenas sin voz en un proceso clave para la redefinición del marco constitucional del Ecuador.

El analista también advierte que, aunque la participación en la Asamblea Constituyente podría generar cuestionamientos sobre la coherencia de la Conaie, sería un costo político necesario para mantener su influencia y evitar que otras fuerzas se apropien de la representación indígena.

El futuro de la Conaie y la reconfiguración del liderazgo indígena

Según Donoso-Muller, la fragmentación interna del movimiento indígena se acentuará durante el proceso constituyente, especialmente por las tensiones dentro de la dirigencia. El liderazgo de Leonidas Iza, según el analista, atraviesa un momento de debilidad, marcado por su bajo desempeño electoral y las divisiones dentro de la organización, entre sectores maximalistas y pragmáticos. Esta lucha interna podría reducir la cohesión del movimiento, lo que dificultaría las negociaciones con otras fuerzas políticas.

Obando coincide en que la unidad del movimiento dependerá de cómo la dirigencia maneje estas tensiones y de si el Gobierno intenta dividir a la organización, tal y como ocurrió en el pasado con otros sectores del movimiento social. Ambos analistas coinciden en que el futuro político de la Conaie y de Pachakutik se jugará en su capacidad para mantener coherencia, renovar sus liderazgos y posicionarse en un escenario institucional que, probablemente, estará marcado por cambios profundos.

En resumen, la Conaie se enfrenta a un complejo dilema político entre mantener su coherencia en la defensa de los derechos indígenas y aprovechar la oportunidad de influir en el proceso constituyente, todo ello mientras intenta sortear las tensiones internas y las presiones externas. La forma en que gestione este proceso definirá su futuro y su rol en la política ecuatoriana.

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